martes, 14 de abril de 2009

Carta a por la vida



Queridos seguidores de la religión católica.

A todos aquellos que claman por la vida sólo quería decirles. Vuestra defensa a la vida está repleta de una serie de incoherencias, una hipocresía que cae por su propio peso.
¿No es vida también la de aquel cordero recién llegado a este mundo y es luego utilizado con pocos meses de vida para saciar vuestro apetito?, ¿no es vida la de aquel toro asesinado cruelmente por vuestro disfrute y en nombre de algunos de vuestros "santos"? señores, ¿esas criaturas no son dignas de la defensa de su vida por el simple echo de no ser un animal humano?...
Señores, ustedes que directa o indirectamente mancháis vuestras manos de sangre inocente, no utilicen la frase de la vida a vuestro antojo, pues tiene tanto derecho vuestro niño como todas aquellas criaturas que habitan este planeta que "no" se hizo para uso y disfrute del humano, sino el de todos los seres que en él habitan.
Todas las criaturas que contienen sistema nervioso sienten y padecen al igual que vuestro señor en su pasión, ellos lo sufren todos los días de su vida hasta su cruel muerte para ser utilizados como vestimenta, experimentos, entretenimiento y alimentación.
¿No es verdad que si vuestro señor hubiera existido realmente hubiera aceptado y defendido toda la vida de los habitantes de su planeta, hubiera tenido respeto tanto por los de su especie como con los de otra especie? Si es así vuestro señor hubiera sido vegetariano, antitaurino, defensor de las focas, delfines, ballenas, hubiera estado en contra de la vivisección y todos los actos que conlleven sufrimiento de una de estas criaturas.
Vuestras creencias son dignas de respeto, como las de cualquier otro individuo, pero no la hipocresía con la que claman algunos de ustedes el derecho a la vida. Digo algunos, porque se que no se puede englobar a todos los católicos en la misma camada.
Tanto valor tiene la vida de uno de esos seres recién engendrados como los de todas las vidas sean de la especie que sea.
Miren con atención y juzguen ustedes si estos humanos tienen el derecho de utilizar estas vidas como producto hecho para el ser humano. Muchos de ellos serán católicos en contra del aborto y muchos de ustedes participan de manera directa o indirecta en esta masacre a la vida, utilizando sus productos testados, disfrutando de los espectáculos, vistiendo con sus pieles y sobre todo alimentándose de ellos. Ellos no están en la tierra como producto para goce del humano, sino que la comparten con nosotros.


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